Hace bastante tiempo leí la carta, releerla fue nuevamente movilizador. Comencé a pensar qué imagen podría acompañar aquellas palabras tan contundentes.
Intenté imaginar el momento en que Walsh la escribió...
Fue entonces que apareció su escritorio. La máquina de escribir marcaba un ritmo continuo y estridente. La habitación se sumergía en la densidad del humo. La piel se erizaba por la determinación y el dolor...
Aquí les dejo los bocetos y el dibujo final.
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